Últimamente tengo una obsesión con los mandalas. El detonante fueron unos dibujos de mandalas que nos hicieron llegar a los campamentos por si los peques querían pintar en los ratos libres.
Pintar mandalas con ellos me resultó una experiencia maravillosa, capaz de estimular mi creatividad y a la vez, al meterme de lleno en la pintura, desconectar del mundo exterior y darme un espacio de paz y tranquilidad.
Incluso comprobé que los niños disfrutaban pintando mandalas más que pintando otra clase de dibujos, prefiriéndolos incluso a los de sus dibujos animados favoritos. Además, también pintar mandalas parecía tener el mismo efecto calmante en ellos, con lo que supimos aprovecharnos de ello para conseguir que se relajaran en los momentos en que estaban más descontrolados
En resumen, que os recomiendo totalmente pintar mandalas por más tonto que a simple vista pueda parecer.
Obviamente, tenéis varios niveles de dificultad por si un mandala os resulta muy difícil o muy sencillo, siempre podéis buscar otros más adaptados a vuestro nivel. También hay mandalas para niños, que serán muy sencillos
Yo opté en un primer momento por comprarme el típico libro de colorear de mandalas, pero viendo los precios de estos libros, creo que cuando acabe de pintar el mío, en lugar de comprar otro, imprimiré los mandalas yo misma y me saldrá más económico. Por eso os propongo mandalas de varios niveles de dificultad, por si os animáis a empezar y no queréis gastar más de la cuenta, sólo tenéis que imprimirlos y comenzar a pintar.
¡Dad rienda suelta a vuestra creatividad!
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